Biblia define la muerte física (temporal) como la separación del alma del cuerpo. Esta no es una condición permanente. Permanece sólo hasta la resurrección del cuerpo en el día final, cuando el cuerpo y el alma se reunirán de nuevo. Cuando pensamos en la muerte, podríamos pensar en un cadáver dentro de un ataúd. Como escribió Santiago: “El cuerpo sin espíritu está muerto” (2:26). Pero, ¿qué pasa con el alma? ¿También está muerta? No, el alma definitivamente no muere,
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